martes, 18 de enero de 2011

¡AAAAAAARRRRGGG...!

Estoy de muy mala hostia... No lo consigo... Me frustro... Quiero morir... La total y absoluta falta de disciplina de un guionista por necesidad no deja de hacer mella en la historia, desgastando el filo de la navaja, que debía ser incisiva y cortante, hasta convertirlo en un romo e inútil trozo de metal oxidado... Descansar... Dejar la mente reposar... Eso es lo que me falta, pero la realidad no me deja... Necesito refugiarme en las películas y ser feliz con ellas.

Tal vez debería hacer como el Hombre, uno de los personajes principales del guión, y salir a la calle a resolver mis problemas de formas poco ortodoxas... O acurrucarme junto a Irina, la protagonista, y llorar nuestras penas juntos, esperando a que un acto de violencia sin sentido nos haga explotar y luchar por nuestras vidas.

No consigo ordenar esto de una forma lógica... Las piezas están ahí, pero me falta el pegamento: cada vez que las coloco y trato de llevar el resultado a otra habitación, se me cae a pedazitos por el camino. Pero soy el tío más cabezón del mundo: ya he dado el pistoletazo de salida y tengo que acabarlo... La peli quiere nacer, pero viene de lado... ¿Necesitaremos cesárea?.

Muy probablemente.

Rene Magritte - "Le Reproduction Interdite", 1937

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